La entrada de hoy es un ejercicio intrascendente inspirado en cálculos similares, pero aplicados al RU, en el octavo capítulo del muy recomendable librito Sustainable Energy — without the hot air. En él se calcula cuál podría llegar a ser la potencia hidroeléctrica instalada máxima en RU bajo la hipótesis de que se aprovecha la totalidad de la energía potencial de cada gota de agua llovida en aquella desventurada tierra.
Hay un reciente artículo en El País, Tu día a día en internet contamina al año tanto como un viaje en coche de más de 1.000 kilómetros, que es todo un ejercicio de valentía por parte de su autor: se enfrenta a la bestia parda de los periodistas que no es otra cosa que el de la correcta gestión de los órdenes de magnitud.
El titular, como se verá, es una sobrestimación (como poco, de un orden de magnitud); la entradilla, que dice
En resumidas cuentas, el INE calcula la inflación asi:
A partir de la encuesta de presupuestos familiares, crea una cesta típica de productos. A partir de “datos de campo” evalúa la variación de los precios que forman parte de esa cesta de productos. Comentarios:
Esa cesta de productos cuya evolución se sigue sería la que adquiriría una familia idealizada que no existe en absoluto. Por ejemplo, esa cesta puede sugerir que la familia idealizada consume un 0.
Este, a mitad de la tarde del día en cuya mañana he debido personarme en el quinto pino cargado de originales y sus correspondientes fotocopias para que una enjuta y adusta funcionaria de una de esas onerosas manifestaciones del estado metiese la entrometida nariz en un contrato firmado libérrimamente por dos mayores de edad en pleno uso y disfrute de sus facultades mentales [pausa, pausa, ¡pausa!], es momento sin igual para minirreseñar
Aunque todavía no haya calado a la población en general —dígolo con las cifras de los tres principales problemas que existen actualmente en España del CIS en mano— son muchas y reputadas las voces que nos advierten del grave riesgo que supone el cambio climático. Tantas y tan conspicuas que, sin duda, habrá que hacerles caso.
Es el parecer —casi, diríase, el consenso— de muchos economistas que la mejor manera para encarar el cambio climático es un impuesto (pigouviano, universal) al carbono.
Esta entrada abunda sobre la que publiqué hace unos días y va a tener un enfoque mucho más general y estadístico.
La idea fundamental es la siguiente:
Un modelo estadístico es una idealización de la realidad. Es una idealización en tanto que descarta información. Lo deseable sería que los modelos incorporasen toda la información relevante disponible respecto al fenómeno al que se refieren —y de ahí la ventaja que muchos ven en la estadística bayesiana—, pero eso resulta imposible.
[Nota: trabajé —pero desde hace muchos meses ya no— en MoMo. Así que algo sé al respecto. No obstante, las opiniones reflejadas aquí son enteramente mías. Además, están escritas desde una perspectiva estadística, no epidemiológica o, por extensión, médica.]
Han aparecido ciertas noticias en prensa acerca del exceso de mortalidad reflejado por MoMo —más sobre MoMo, aquí— durante el mes de noviembre de 2021 (véase esto o esto). La tónica general de los artículos es la del desconcierto de los expertos, que ni se explican ni se atreven a explicarnos posibles motivos del repunte de la mortalidad.
Este es un tema sobre el que sé tan poco que hoy mismo (que no es el día en el que se publica esto) he metido la pata dos veces en Twitter por citar datos que no eran.
Por enmendarme públicamente y dada la relevancia del asunto, voy a sacar unos números. La fuente es la página del Balance Eléctrico de REE, que hoy luce
y que nos proporciona datos sobre el bombeo, i.
Nada más ni nada menos.
Vaya por delante, en mi descargo y como aviso para los que se cansan más de leer textos largos y complejos que de opinar, que no es un estudio completo. Realmente, solo voy a proporcionar herramientas para que otros con más tiempo e interés sobre el asunto las tomen si les parecen adecuadas, las limpien de errores y omisiones, se pongan a la faena y, con suerte, puedan llegar a resultados que tengan a bien publicar para iluminarnos a todos.
La primera es esta, a la que muchos conocen como la pirámide de población española de 1992, pero que yo conozco como la pirámide de población de la masificación universitaria:
Es posible que a muchos no os suene el concepto pero, ¿véis ese pico en la edad de la chavalería? Corresponde a todos esos a los que dio de repente por ponerse a estudiar ingeniería, derecho o matemáticas de forma que no cabían en las aulas.
Se ha dado por cabal en muchos medios lo que espero que no llegue a más que a un borrador. Ha sido publicado por el Banco de España y contiene párrafos como
En cambio, la menor cualificación, por término medio, de los trabajos desempeñados por los jóvenes licenciados españoles sugiere que su nivel de desempleo comparativamente mayor que el de sus homólogos del área del euro podría obedecer, entre otros factores, a una menor calidad de la educación superior.
Uno de los problemas que encuentra uno al monitorizar series temporales en diversas escalas es la de encontrar una métrica de desviaciones de la normalidad (al menos en tanto que los sectores en los que trabajo no se pueblen de postmodernistas que comiencen a cuestionar qué es eso de la normalidad y a argumentar que si es un constructo tan injusto como inasequible) que cumpla una serie de requisitos:
El primero y fundamental, que detecte efectivamente desviaciones de la normalidad.
Hablo de MOMO de nuevo. Esta vez por culpa de la sobreestimación de las defunciones esperadas:
Para Periodistas y/o personas interesadas impacto #COVID19
👉MOMO disminuye artificialmente exceso fallecidos en 8000-10000 entre 11/3-9/5 y 21/6-HOY 👉Solo en Septiembre 1200-1600 exceso fallecidos menos sobre valor real
¿cómo lo hace?Aumentado concepto fallecidos esperados pic.twitter.com/DmfR1JI8ws
— buceadorestadi3 (@buceadorestadi3) October 16, 2020 ¿Cómo estima MOMO las defunciones esperadas? Lo voy a explicar en tres pasos que se afinan secuencialmente.